jueves, 14 de enero de 2010

LLANO ADENTRO



La llanura es bella y misteriosa a la vez;
en ella cabe holgadamente hermosa vida y muerte atroz.
Esta acecha por todas partes, pero allí nadie le teme.
El llano asusta, pero el miedo del llano no enfría el corazón,
es caliente como el gran viento de su soleada inmensidad,
como la fiebre de sus esteros.
El llano enloquece, y la locura del hombre de tierra ancha
y libre es ser llanero siempre.
En la guerra buena, esa locura fue la carga irresistible
del pajonal incendiado de Mucuritas,
y el retozo heroico de las Queseras del Medio;
en el trabajo, la doma y el ojeo, que no son trabajo,
sino temeridades; en el descanso, la llanura en
la malicia del "cacho", en la bellaquería del pasaje;
en la melancolía sensual de la copla;
en el perezoso abandono: la tierra inmensa por delante
y no andar, el horizonte todo abierto y no buscar nada;
en la amistad: la desconfianza, al principio y luego
la confianza absoluta; en el odio, la arremetida
impetuosa; en el amor:
"primero mi caballo"
"¡la llanura siempre!"

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